El concepto
de “tutorías” ha sido cuestionado por diferentes autores, proporcionado
diversas definiciones de acuerdo a las necesidades y problemas con los que se
enfrenta cada estudiante, siempre con la finalidad de proporcionarle ayuda, por
lo cual las diferentes instituciones lo definen como un mecanismo eficaz para
brindar esa asistencia fundamental para el desarrollo integral del
estudiante y así con este programa, elevar la calidad de la educación.
Definición y concepto de tutoría
“Consiste en
acompañar a los procesos de aprendizaje, desarrollo y construcción de
personalidad del alumno en su individualidad y también como miembro de un grupo
del que forma parte. Supone también tener en consideración las posibilidades y
limites de la familia en relación con la educación de sus hijos e hijas y
actuar desde la escuela” (Salas, 2014 de Giner & Puigardeu, 2008)
Tomando en cuenta algunos elementos de la definición anterior; la tutoría,
es el acompañamiento que se le da a la persona durante su proceso de desarrollo
humano y de formación académica a lo largo de su estancia en la institución y
que impactará a lo largo de la vida.
La labor de tutoría, requiere de un manejo integral en el cual la persona o
personas que desempeñan esta tarea, deben establecer con el estudiante desde
que ingresa al bachillerato, un vínculo personal que les permita darse cuenta
cuáles son las necesidades personales, familiares, escolares, académicas que
tiene el alumno para así entonces, poder tomar decisiones de atención y
canalización pertinentes.
En el ámbito educativo, el profesor-tutor es aquél que tiene especialmente
encomendado a un estudiante (o grupo de estudiantes) para asesorarlo y ayudarlo
en su proceso de formación. Es aquel profesor que, a la vez y en paralelo a las
funciones de docencia, lleva a cabo también un conjunto de actividades de tipo
orientador y formativo, procurando él este aprendizaje, en el proceso de
formación del alumno, además debe ser integral, esto es, debe ir más allá́ de
la mera adquisición de conocimientos, por lo que se deben trabajar ámbitos
cognoscitivos, afectivos y actitudinales para el desarrollo de competencias que
implican, destrezas, habilidades y actitudes.
Cualquier tipo de educación, en cualquiera de sus niveles debe prestar
atención por igual a dos facetas, que deben ir inseparablemente unidas: la
faceta instructiva o dimensión de la enseñanza, entendida como transmisión de
cultura, conocimientos, disciplinas y programas; y la faceta formativa o de
desarrollo que implica transformación de actitudes, valores, hábitos,
comportamientos. Cada una de estas dos facetas debe apoyarse, en la tutoría,
aunque la primera tenga una orientación más académica o científica y la
segunda adopte, una perspectiva más personal y orientada al desarrollo de la
carrera del estudiante. En cualquier caso, la tutoría puede constituir el punto
de encuentro de esas dos mencionadas facetas, dándoles sentido de unidad, para
el mejor desarrollo particular de un estudiante en los aspectos cognitivos,
personales, académicos y profesionales.
La tutoría implica una
intervención educativa centrada en el acompañamiento sistemático y permanente
del educando por parte del educador, convertido éste en el Facilitador y Asesor
de su proceso de construcción de aprendizajes en los campos cognitivo,
afectivo, social, cultural y existencial. La tutoría como una estrategia
institucional significa que los estudiantes, independientemente de los saberes,
procedimientos y habilidades característicos de cada ámbito del conocimiento,
deben desarrollar habilidades para relacionarse y participar socialmente, que
se formen en lo académico-disciplinar y les ayude, la tutoría, a
prepararse para enfrentar las diversas alternativas que deberán enfrentar en el
futuro: escolares, laborales, sociales, de pareja, de contexto geográfico, etc.
Objetivos específicos
Acción tutorial desde la orientación
Características
de la función tutorial
Se puede entender la función tutorial como un
elemento regulador de las relaciones que establece el sujeto consigo mismo,
desarrollando una personalidad estable y un corpus
de conocimiento personal adecuado, con el entorno social de la familia y
cuantos elementos conformen su área de influencia más cercana, con el objeto de facilitar una integración
armónica en el mismo y con todo el sistema social, de modo que en su adultez,
resulte ser un agente activo del mismo, y sea capaz de continuar la tarea
desarrollada por sus predecesores; y su función resulta complementaria a la que
desarrolla la orientación, de la que le diferencia la proximidad de su
actuación (el tutor trabaja en interacción directa con el sujeto, mientras que
el orientador debe hacerlo desde la institucionalidad, con frecuencia
sirviéndose de la mediación que pueden aportar los distintos agentes
educativos) y la inmediatez de su aplicación (Quintanal, 2006).
Dos factores, espacio (presencialidad) y tiempo
(inmediatez), que le confieren garantía a esa confianza, que desde el primer
momento nosotros hemos manifestado dado el beneficio que supone para la escuela
contar con una buena estructura tutorial, convertida en actividad
verdaderamente educadora capaz de
reforzar las actuaciones que profesores, padres e incluso los propios
compañeros ejercen sobre nuestros alumnos.
Modelo de tutoría académica
Definición
y Condiciones especificas del Modelo
Definimos
la tutoría académica como una acción de intervención formativa destinada al
seguimiento académico de los estudiantes y que se desarrolla en el contexto de
la docencia de cada una de las asignaturas que un profesor imparte.
“En el marco del Espacio Europeo de Educación el
sistema de crédito europeo trata de hacer más justicia con el concepto de
trabajo del estudiante, en el sentido de que el acto académico único (la clase
presencial) deja de ser en solitario el elemento fuerte y casi exclusivo del
sistema en el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Por esto
deben incluirse otros actos educativos y formativos tales como la autorización
de trabajos, el comentario de textos relevantes, la asistencia a actividades
complementarias (seminarios, cursos, conferencias, etc.) guiados o no por el
profesor que deben ser detalladas en los programas de las materias” (Arbizu,
2005).
Este nuevo paradigma pone de relieve el papel clave
que juega la orientación, la tutoría académica (también la profesional) en la
trayectoria formativa del alumno; de un sistema basado en conocimientos se pasa
a otro en el que hay que desarrollar competencias y capacidades de tipo general
y de tipo especifico en nuestros estudiantes a lo largo del proceso formativo y
en cada una de las asignaturas.
“Se hace pues necesaria una nueva concepción de la
formación académica, centrada en el aprendizaje del alumno, y una
revalorización de la función tutorial del profesor universitario que incentive
su motivación y que reconozca los esfuerzos encaminados a mejorar la calidad y
la innovación educativa. De esta manera la función tutorial se define como una
actividad docente de orientación y asesoramiento al estudiante en cada una de
las asignaturas. Por tanto, el profesor de la asignatura deberá́ diseñar, planificar
y llevar a cabo esta actividad como parte de su función docente” (Arbizu,
2005).
Objetivos específicos
El tutor, debe fomentar la necesidad de aprendizaje
en el alumno, además de motivarlo dentro
y fuera de su entorno social, familiar y
psicopedagógico y debe ser responsable de propiciar las
siguientes actitudes y actividades
· “Contribuir al desarrollo de las
capacidades del estudiante para adquirir y asumir responsabilidades en su
proceso de formación.
·
Mejorar
la actitud del estudiante hacia el aprendizaje con el desarrollo de
motivaciones que creen un compromiso con su proceso educativo.
·
Estimular
el desarrollo de toma de decisiones del estudiante, por medio de la
construcción y análisis de escenarios, opciones y alternativas de acción en el
proceso educativo.
·
Impulsar
en el alumno el desarrollo de la capacidad para el autoaprendizaje a fin de que
el estudiante mejore su desempeño escolar y favorezca su futura práctica
profesional.
·
Facilitar
y orientar al alumno en la adquisición de competencias que desarrolla la
propia asignatura.
·
Ayudar
al alumno a superar las dificultades en la maduración de los aprendizajes.
·
Ofrecer
al estudiante apoyo y asesoría en temas difíciles de las asignaturas que
imparte.
·
Propiciar
el uso de los recursos y medios tecnológicos por parte de los estudiantes a fin
de lograr mejores niveles de aprovechamiento escolar.
·
Ayudar
al estudiante a reconocer y desarrollar los estilos de aprendizaje.
·
Hacer
llegar al alumno el sentido y significado de la asignatura tanto en su
currículum académico como en el plano personal y futuro profesional.
·
Orientar
al estudiante en los problemas escolares y/o personales que surjan durante el
proceso formativo y, en su caso canalizarlo a instancias capacitadas para su
atención.
·
Informar
y recomendar actividades extracurriculares (dentro y fuera de la institución)
que favorezcan su formación.
·
Evaluar
de manera continua los resultados de la actividad tutorial” (Arbizu, 2005).
Rol del
profesor-tutor.
Este modelo educativo exige el desarrollo de un
perfil profesional, de unos roles y unas actividades diferentes a los usos y
costumbres tradicionales en los profesores. Todo profesor de una asignatura
desarrolla la función tutorial ya que esta función es parte integrante de su
docencia y del proceso enseñanza-aprendizaje. Entre los roles del
profesor-tutor destacamos los siguientes:
·
“El
profesor como posibilitador del aprendizaje del alumno;
·
El
profesor como mediador entre la disciplina y los estudiantes que son los que se
interrogan, buscan, descubren y construyen su conocimiento para desarrollar sus
competencias
·
El
profesor como guía en la búsqueda, apoyo y sostén del esfuerzo irrenunciable
del estudiante
·
El
profesor creador y gestor de las condiciones, actividades y experiencias de
aprendizaje que el alumno tiene que vivenciar; y
· El profesor como evaluador de los
resultados del proceso de aprendizaje y dominio de las competencias adquiridas
por los estudiantes” (Arbizu, 2005).
Estrategias
para la intervención tutorial académica.
La tutoría debe ser un proceso continuo de forma
activa y dinámica, debe estar planificada a mediano y largo plazo ya que es un
proceso de aprendizaje. Implica una actividad entre padres, profesores, alumnos
e institución. La función tutorial pude desarrollarse a través de dos estrategias
no exclusivas pero sí complementarias:
·
La
tutoría presencial: se realiza en la relación directa entre docentes y
estudiantes bien en los despachos, seminarios o aulas. Cumple atenciones
grupales o individuales.
· La tutoría mediatizada se realiza por
red.
Beneficios
de la tutoría académica.
La tutoría aparece como la participación en la
orientación, que un profesor pueda realizar en coordinación con su propia
práctica docente. Son los tutores quienes están encargados de velar que se
consiga en su aula el ajuste y armonización de los objetivos de contenidos, de
las orientaciones didácticas y de la evaluación a las necesidades y
circunstancias de los alumnos, es por ello que eleva la calidad del proceso
educativo a través de la atención personalizada de los problemas que influyen
en el desempeño escolar del estudiante, a fin de mejorar sus condiciones de
aprendizaje, desarrollar valores, actitudes, hábitos y competencias que
contribuyan a la integridad de su formación profesional y humana.
La Tutoría académica consolida una
práctica docente de calidad mediante una mayor y mejor comunicación entre
estudiantes y maestros, partiendo del reconocimiento de las expectativas y
problemáticas concretas de los estudiantes a fin de generar alternativas que puedan
incidir favorablemente en su formación académica, personal y profesional.
Como parte de su función le corresponde disminuir los actuales índices de abandono y
fracaso académico. Debe construir ambientes educativos de confianza que
permitan influir favorablemente en el desempeño académico del estudiante; e
intervenir para mejorar las condiciones de aprendizaje de los estudiantes, por
medio del análisis y reflexión colectiva de la información generada en el
proceso tutorial.
La
acción tutorial
Es un elemento
inherente a la función docente, e implica una relación individualizada con el
alumno en la estructura y la dinámica de sus actitudes, aptitudes,
conocimientos e intereses. La acción tutorial debe favorecer la integración de
conocimientos y experiencias de distintos ámbitos educativos, y colaborar en
unir la experiencia escolar y la vida cotidiana extraescolar. Con el desarrollo
de la función de tutoría la educación va más allá́ de una mera instrucción o
transmisión de conocimientos ya que aporta un enfoque integral y personalizado.
Con la aplicación del currículum y toda la acción
educativa, tanto la desarrollada en las áreas respectivas como la ejercida a
través de la tutoría y de la orientación educativa, se pretende lograr los
objetivos del proceso de aprendizaje de los alumnos.
La tutoría es un medio eficaz para lograr que el
proceso educativo sea una relación humana, interacción de personalidades en un
ambiente espontáneo y, a la vez, deliberadamente educativo. Su actuación ha de
posibilitar que, a partir de la ejecución de las actividades educativas, el
alumno integre actitudes, valores y normas y vaya transformando y configurando
su comportamiento habitual. Para llevar a cabo esta labor, la tutoría y
orientación de los alumnos formará parte de la función docente. Corresponde a
los centros educativos la coordinación de estas actividades.
Las Administraciones educativas garantizarán la
orientación académica, psicopedagógica y profesional de los alumnos,
especialmente en lo que se refiere a las distintas opciones educativas y a la
transición del sistema educativo al mundo laboral, prestando singular atención
a la superación de hábitos sociales discriminatorios que condicionan el acceso
a los diferentes estudios y profesiones.
“Hablar de acción tutorial es hablar de la
importancia de que todo el equipo docente se involucre en el trabajo de
acompañamiento de los alumnos; es un proceso continuo y paralelo a otras
acciones educativas que se realizarán en la escuela y que implica comprender la
heterogeneidad en condiciones de los alumnos y grupos y así, individualizar la
atención grupal y personal. Por tanto, la acción tutorial es una actividad que
no puede realizarse de forma separada del resto de las tareas que se realizan
en un plantel, es precisamente esta visión disgregada que se tiene de la tutoría,
lo que ha provocado que se tome como una actividad no fundamental o que puede
dejarse en el último eslabón de una cadena de necesidades escolares” (Gaxiola,
2011).
Bases para el desarrollo de la acción
tutorial
El desarrollo de la acción tutorial, en la escuela,
con eficacia y eficiencia y con una orientación de acción colaborativa y de
participación con efectividad que indique a un compromiso entre el alumno y el
profesor – tutor, responde actualmente
a los siguientes dos principios:
· “El establecimiento (o quizás sería
mejor decir “elaboración” ha de ser tarea conjunta del equipo tutorial) de un
Plan de Acción Tutorial, que respondiendo a una organización interna del centro
(en grupos de clase, cada uno con su tutor-profesor responsable), asegure la
continuidad en las actuaciones de este ámbito, y
· Llevar a cabo la tutoría con
responsabilidad, en sentido cooperativo y respondiendo al papel de
participación efectiva que se le otorga (o al menos se le debiera otorgar) en
el marco de la vida escolar” (Quintanal, 2006).
La
orientación educativa
La
orientación educativa conduce al educando hacia el desarrollo de sus
capacidades a partir de la toma de decisiones sobre itinerarios académicos y
profesionales, potenciando siempre un crecimiento personal. Constituye un
proceso de ayuda especializada hacia la consecución de la propia promoción del
alumno y de su madurez social. Implica un proceso educativo individualizado de
ayuda al alumno en su progresiva realización personal, lograda a través de la libre
aceptación de valores y ejercida por los educadores en múltiples situaciones en
las que se posibilita y se da una comunicación.
La orientación es la educación misma, desde el punto
de vista de la maduración de la personalidad de cada alumno concreto y de la
concreción de su camino de vida. La óptima orientación educativa es la
educación integral y personalizada. Esta ayuda personalizada al estudiante se
produce dentro de un proceso dinámico, el cual requiere una serie de pasos
consecutivos hacia la adquisición de los objetivos (Gaxiola, 2011).
La orientación educativa pretende optimizar el
rendimiento de la enseñanza mediante el adecuado asesoramiento al alumno a lo
largo de su avance en el sistema y en su tránsito a la vida activa, y
constituye un elemento esencial del sistema escolar, al cual contribuye
aportando calidad y eficacia. Su principal desarrollo tiene lugar mediante la
acción de tutoría, que, en determinadas etapas, se verá complementada con la
orientación profesional.
Orientación y Tutoría
La orientación se plantea como una ayuda, desde la
actividad educativa, para que cada sujeto conozca sus posibilidades y sus
limitaciones, sus logros y sus deficiencias. Los buenos profesores siempre
orientaron. Tenían un conocimiento fundamentalmente intuitivo en el alumno y le
ayudaban a superar las dificultades por las que iba pasando.
La creación de la figura del tutor, es otro modo de
institucionalizar una parte de la actividad orientadora, si se proporciona una
cierta preparación especifica al profesorado. Desde el proceso de tutoría, el profesor puede orientar, situar,
ubicar es decir ayudar al alumno a partir de su situación; por el hecho de ser enseñante el profesor es
orientador al menos del proceso de aprendizaje del alumno.
Acción tutorial desde la orientación
La acción tutorial es la orientación
llevada a cabo por el tutor y el resto del profesorado y se puede definir como
la acción formativa de orientación y ayuda que el profesor-tutor y el resto del equipo docente realizan con
sus alumnos a nivel individual y grupal en los ámbitos personal, escolar y
profesional al mismo tiempo que ejerce su función docente.
La función tutorial no se puede dejar al
azar, se debe hacer un
análisis de necesidades de aquellos aspectos de acción tutorial que han de
planificar y programar con el resto de las acciones docentes:
·
La
formación del profesorado en general y profesor-tutor en especial, mediante el
diseño de un plan de formación que sea accesible al profesor y adecuado a sus
necesidades.
·
Una
adecuación de la estructura y horarios de los centros para hacer posible la
dedicación de los tutores con el alumnado (grupal e individual) y con los
padres, así como la coordinación del profesorado que pasa por el grupo-clase.
·
Una
dinamización, seguimiento y soporte de la acción tutorial dentro de los centros
por parte del orientador (profesorado de psicología y pedagogía).
Quien tiene que ser consciente que la acción tutorial
y la orientación son un proceso y como tal es difícil que puedan llevarse a
cabo, si no existe un mínimo de coordinación de la labor tutorial y orientación
del centro. Por lo tanto la eficacia tutorial va a depender de los siguientes
factores:
- “Contribuir a la
personalización en la educación y a su individualización; esto es, a toda la
persona, y a cada persona.
- Ajustar la respuesta
educativa a las necesidades particulares de los alumnos mediante las
adaptaciones curriculares y metodológicas.
- Resaltar los aspectos
orientadores de la educación, en el contexto real, favoreciendo la adquisición
de aprendizajes más significativos.
- Favorecer los procesos de
maduración personal, de desarrollo de la propia identidad y sistema de valores
y de la progresiva toma de decisiones.
- Prever las dificultades del
aprendizaje anticipándose y evitando el abandono, el fracaso y la inadaptación
escolar.
- Contribuir a la adecuada
relación e interacción entre los distintos integrantes de la comunidad
educativa, asumiendo el papel de mediación y/o de negociación en los conflictos
o problemas que se planteen entre ellos.
- Favorecer la comunicación e
interrelación entre todos los miembros de la comunidad educativa.
- Explorar y evaluar la
situación de los alumnos determinando las realidades educativas de estos.
- Integrar a los alumnos tanto
en el centro como en el grupo.
- Desarrollar los hábitos y
técnicas de estudio y de aprendizaje escolar.
- Orientar en la vida y para
la vida buscando mejorar su motivación y el desarrollo de sus intereses” (Segovia, 2000).
Relaciones
del tutor con los demás miembros de la comunidad educativa
Las actuaciones que se deben llevar a cabo se pueden
dar de forma individual o colectiva, es decir, en grupo. El protagonista nato
de la acción de tutoría es el alumno o el grupo de alumnos, puesto que el
objetivo central de la tutoría es ayudar al alumno a crecer en el seno de la
sociedad y facilitarle la adquisición de los medios para desenvolverse en ella
de forma adecuada y autónoma. La elección entre la actuación sobre el individuo
o el grupo dependerá de la definición del objetivo de actuación, del medio más
idóneo de intervención y, en algunos casos, del tiempo disponible, sin dejar de
considerar la confidencialidad que requieren algunas actuaciones. De hecho los
dos ámbitos de actuación tienen ventajas e inconvenientes.
El grupo proporciona, a menudo, un medio inapreciable
para llevar a un acertado término, de forma privilegiada, vivencias y
experiencias sociales. También es necesario destacar el papel que tiene el
grupo para los adolescentes. El centro y los profesores colaboran con los
padres en la formación de los alumnos.
Aunque en la sociedad actual, por motivos diversos,
los padres no siempre pueden llevar a cabo su labor con todos los medios que
desearían, no hay que olvidar que los principales responsables de la formación
son ellos. No obstante, la colaboración del equipo de profesores es inestimable
por muchos motivos, entre los cuales cabe destacar su mayor capacitación por su
formación y experiencia. También hay que recordar que ésta es una etapa
evolutiva en la que suele ser complejo incidir, y que la autodeterminación,
proceso normal en esta edad, determina relaciones familiares a menudo más
tensas de lo deseable. Por la coparticipación en el proceso de formación, la
acción de tutoría lleva a actuaciones diversas con las familias que, según los
objetivos, contenidos y circunstancias, pueden ser individuales o grupales.
Por otra parte, la actuación del profesor-tutor no se
da de forma aislada, sino integrada en un equipo de profesores, los cuales, a
partir de distintos marcos de desempeño (trabajo en ciclos, departamentos,
comisiones, claustro, etc.) comparten unos proyectos (proyecto educativo,
proyecto curricular, plan de acción de tutoría, plan de orientación
profesional, etc.), unos objetivos, unas metodologías, una cultura de centro
que hacen que su acción individual se vea integrada en un trabajo en equipo que
aporta riqueza en matices, continuidad, coherencia, optimización de resultados
y, en definitiva, la única posibilidad de llevar a cabo una acción educativa
eficaz. Pues bien, este soporte de actuaciones, esta visión en equipo del
trabajo docente hace que algunas intervenciones del tutor tengan por
interlocutores a otro u otros profesores del centro.
“En la acción de tutoría se pretende ofrecer una
orientación educativa que ayude al alumno en el proceso dinámico de ir
diseñando y aplicando, con progresiva autonomía, un proyecto de vida que lo
conduzca a una autorrealización y lo integre en la sociedad de forma activa,
creativa, crítica y responsable. Algunos de sus pilares básicos son: una
integración del sujeto con su ambiente (visión sistémica), una perspectiva
evolutiva (visión dinámica) y una concepción del hombre como ser biopsicosocial
(visión integral)” (Pastor, 1995).
Algunos de los principios fundamentales que se hallan
en los cimientos de este modelo son: la prevención, la compensación y el
respeto a la diversidad. Se debe pronunciar claramente a favor de llevar a cabo
la acción de tutoría desde una línea de intervención preventiva en un doble sentido:
previsión de la aparición de problemas (carácter proactivo) e impulso al
desarrollo optimo de las potencialidades de cada alumno.
Desde este enfoque, la acción de tutoría se integra
plenamente en el currículum, aportando aquellos elementos que redundan en una
evolución óptima del alumno. Un posible ejemplo sería la utilización de todas
las técnicas de enriquecimiento cognitivo. Valoramos positivamente su
introducción de forma normalizada en las diferentes áreas del currículum (no
necesariamente cuando han aparecido las dificultades o problemas), como medio
para potenciar el trabajo intelectual del alumno.
La acción de tutoría debe contemplar en todo momento
al individuo en constante crecimiento personal. En consecuencia, las
intervenciones serán dinámicas en un doble sentido: por su atención constante a
los propios cambios del sujeto (adecuación a los cambios percibidos) y por el diseño
de actuaciones encaminadas a desarrollar capacidades, habilidades y
potencialidades que fortalezcan su autonomía. Este modo de intervención acelera
el propio proceso de cambio. Al mismo tiempo, desde un enfoque sistémico,
adquiere especial relevancia el contexto. Las actuaciones llevadas a cabo desde
esta perspectiva determinarán dos posibles tipos de programas:
•
“Programas
que, con la intervención directa sobre el propio alumno, buscan prevenir
problemas específicos del desarrollo. Sirvan de ejemplo los dirigidos a alumnos
de alto riesgo por su contexto sociofamiliar (marginación social, racial,
minorías étnicas, etc.).
•
Programas
en los que se interviene en el contexto, modificando las condiciones
ambientales que pueden condicionar el desarrollo normal del alumno. Entrarían
en este apartado los programas destinados a otros miembros de la comunidad
educativa con la intención de favorecer cambios que repercutan en los propios
alumnos, como los programas dirigidos a los tutores o a padres (escuela de padres)”
(Pastor 1995).
Los temas más frecuentes atienden tanto a
estrategias como a contenidos: actitudes, hábitos, intereses, motivaciones,
etcétera. En algunas ocasiones las dificultades (déficit, problemas, etc.) ya
han aparecido y es necesaria una intervención que, sin abandonar los principios
anteriores, lleve a la compensación. Algunas de las formas posibles de
intervención persiguen la neutralización o minimización de dichas dificultades
o la potenciación de las cualidades como medio para abordar las dificultades.
Todas las formas de intervención fomentan una
atención personal que invita al sujeto a afrontar sus dificultades de forma
positiva. Se pueden brindar estrategias para incrementar el autoconcepto y la
autoestima. Es importante que el sujeto esté convencido de que puede superar
los obstáculos encontrados.
Todo este tipo de intervenciones se realizan en un
marco de actuación respetuoso con la diversidad, que prevé adaptaciones
individualizadas (personalización) y potencia una visión integral a partir de
la contemplación de una gran variedad de capacidades que pueden desarrollarse.
Es necesario crear un ambiente propicio para valorar a las personas por ellas
mismas, sin comparaciones con patrones prefijados, es decir, promoviendo
tolerancia ante las diferencias, valorando la riqueza de matices que aportan, y
facilitando la apertura hacia posibles innovaciones.
La forma de concretar una modalidad de intervención
que contemple los aspectos mencionados, puede ser a partir de programas. De las
intencionalidades del proyecto educativo y de las líneas de intervención que
emanan del plan de acción de tutoría, se desprenden criterios para la selección
de algunos de estos programas. En el momento de la concreción del plan de
acción de tutoría en programaciones cortas (trimestrales, semestrales, etc.),
es menester integrar los programas a las planificaciones que, sobre la acción
de tutoría, llevan a cabo los tutores. En algunas ocasiones se deberá́ contar
con el soporte del departamento de orientación.
El currículum debe de ser abierto y flexible, con
una visión amplia de los contenidos (declarativos, de procedimientos y de
actitudes), a los que se añaden los ejes transversales integrados en las
distintas áreas y que la sociedad demanda.
Deserción escolar
Deserción escolar
La deserción escolar no es una decisión individual, está condicionada por
factores contextuales. Se define deserción como el abandono de las actividades
escolares antes de terminar algún grado o nivel educativo (Secretaría de
Educación Pública [SEP], 2004). La CEPAL (2003) reporta que, en promedio, cerca
de 37% de los adolescentes latinoamericanos que tienen entre 15 y 19 años de
edad, abandona la escuela a lo largo del ciclo escolar. Asimismo, se afirma que
la mayor parte de la deserción se produce una vez completada la secundaria y
frecuentemente, durante el transcurso del primer año de la enseñanza media
superior.
En México, existen dos tipos de programas para la educación media superior:
el bachillerato y la educación tecnológica. Estos se imparten, a su vez, en
tres modalidades: bachillerato general, tecnológico y bivalente. El
bachillerato general concentra 89.5% de la matrícula nacional, y el tecnológico
10.5%, lo que muestra el escaso interés de la población juvenil por los
estudios con orientación tecnológica. Sin embargo, independientemente de la
popularidad de las modalidades, la eficiencia terminal de ambas es
insatisfactoria, ya que solo la mitad lo termina: en bachillerato, 57% y en
tecnológico, 45% (SEP, 2004). En Sonora, el bachillerato absorbe 86% de la
matrícula y el tecnológico 14%.
Algunos estudios asocian el problema de la deserción con diferentes factores:
1) Económicos, que incluyen tanto la falta de recursos en el hogar para
enfrentar los gastos que demanda la asistencia a la escuela, como la necesidad
de trabajar o buscar empleo.
2) Problemas relacionados con la oferta o ausencia de establecimientos
destinados a impartir educación de este nivel, lo que se relaciona con la
disponibilidad de planteles, accesibilidad y escasez de maestros.
3) Problemas familiares, mayormente mencionados por niñas y adolescentes,
relacionados con la realización de quehaceres del hogar, el embarazo y la
maternidad.
4) Falta de interés de los y las jóvenes, lo que incluye también el
desinterés de los padres para que continúen con sus estudios.
5) Problemas de desempeño escolar, como el bajo rendimiento, la mala
conducta y problemas asociados a la edad.
Una de las variables en le deserción escolar o rendimiento académico se
encuentran las habilidades de estudio. La organización y concentración en el
estudio, la capacidad para relacionar nuevos conocimientos con los existentes,
la comprensión lectora y la capacidad para autorregular el aprendizaje, son
habilidades que correlacionan con el rendimiento académico de los estudiantes.
La tutoría como proceso continuo en el nivel
medio superior
Es
la oportunidad de saber más acerca de los alumnos, saber que piensan, que
sienten, que los motiva a estar en el aula. Es, más que acompañamiento, la
materialización de la convicción de afinidad de caracteres entre el tutor y
tutorado, que permita un desarrollo armónico y totalmente innovador.
Es de suma relevancia en los primeros semestres ya
que esto permite que los alumnos se sientan reforzados y por ende con más
seguridad, en la toma de decisiones, que se manifestará en el desempeño
académico. Es un medio que permite conocer y comprender, aún más, esos cambios
que continuamente presentan los alumnos. Es la puerta de superación personal
para el tutor y tutorado. Dentro de las funciones de la tutoría está apoyar la
integración del estudiante al contexto de la comunidad institucional a partir
de establecer un vínculo personal con su tutor, que lo impulse a ser el agente
de su propio proceso de aprendizaje y descubrir así su potencial y capacidades.
En el Acuerdo 480 que establece los lineamientos para
el ingreso de los planteles al Sistema Nacional de Bachilleratos, se menciona
que: “Para propiciar un servicio educativo integral es
necesario que el marco curricular común se acompañe de esquemas de orientación
y tutoría para la atención de las necesidades de los alumnos. Por ello, el
plantel deberá prever y propiciar:
I. El apoyo
psicosocial para el desarrollo de actitudes, comportamientos y habilidades
favorables para el autoconocimiento, la autoestima y la comunicación;
II. El apoyo y
seguimiento individual o grupal de alumnos en relación con los procesos de
aprendizaje y su trabajo académico.
III. El desarrollo
de estrategias con la finalidad de fortalecer hábitos y técnicas de estudio que
contribuyan a elevar el aprovechamiento académico;
IV. La
implementación de acciones preventivas y remediales.
V. El apoyo pedagógico
para atender problemáticas particulares, mediante atención
individual o grupal, según corresponda, y
VI. La
orientación vocacional para que los alumnos identifiquen y elijan con mayor
certeza las opciones educativas, profesionales y laborales”
(SEP, 2011).
La
función tutorial en el actual sistema educativo
Una enseñanza individualizada; un currículum
abierto, plural y diversificado, con sus grados de opcionalidad
correspondientes; una orientación y asesoramiento del alumnado a la hora de
hacer elecciones académico profesionales, consideradas como un derecho del
alumnado y un deber que deben aportarles los centros educativos; etc., son
razones más que suficientes para justificar la existencia de una adecuada red
tutorial en los centros, capaz de llevar a cabo unas funciones generales como
las que sintetizamos a continuación:
• Adaptar la educación a cada alumno o
grupo concreto.
• Ayudar al estudiante a desarrollarse.
no sólo como alumno, sino como persona total.
• Cultivar y favorecer en el alumnado
los aspectos motivacionales, formativos, actitudinales y de relación humana.
• Asesorar y orientar al alumno cuando
sea preciso hacer una opción o elección académico-profesional: elección de
carrera, planes de estudio, asignaturas optativas, modalidades diferentes de
bachillerato,...
• Informar y abordar con los alumnos
todos aquellos problemas, hechos o situaciones que pueden ayudarles a una mejor
comprensión de sí mismos y del mundo en que viven.
• Contribuir a la adquisición de
actitudes responsables, criterios coherentes, adopción de una escala de valores
personales.
• Mediar entre el alumno o grupo de
alumnos en situaciones conflictivas que puedan generarles en el alumno o grupo
de alumnos (García, 1996).
Estas funciones generales enunciadas, a su vez, se
especifican en unas
tareas concretas que el tutor debe desarrollar en varias direcciones:
a) Con
respecto a los alumnos, el tutor debe de cumplir con las siguientes funciones:
·
Procurar
una buena adaptación e integración de los alumnos en el grupo de la clase y del
centro educativo.
·
Realizar
las adaptaciones curriculares oportunas, procurando individualizar el proceso
de enseñanza-aprendizaje, adaptándolo a las posibilidades y limitaciones
reales y personales de cada alumno o grupo de alumnos.
·
Detectar
a tiempo las dificultades de aprendizaje que puedan presentar los alumnos,
procurando darles una respuesta adecuada.
·
Coordinar
el proceso evaluador de los alumnos, asesorándolos para la elaboración de la
promoción de un curso, ciclo, o nivel a otro.
·
Favorecer
y promover los procesos de maduración vocacional de los alumnos.
·
Informar
y asesorar a los alumnos de las distintas alternativas curriculares y de
elección profesional, para poder favorecer una adecuada toma de decisiones.
·
Adiestrarles
y entrenarles en el desarrollo de actitudes participativas dentro del grupo de
clase y dentro del centro educativo.
·
Procurar
y posibilitar el conocimiento del entorno sociocultural del alumno.
·
Enseñarles
a dominar una correcta metodología de estudio y el uso de los recursos que
favorecen el aprendizaje.
·
Programar
actividades de ocio, recreativas y culturales que favorezcan el desarrollo y la
socialización del alumnado.
· Mediar prudentemente entre los alumnos y
los profesores cuando se den situaciones conflictivas o especialmente
problemáticas entre los unos y los otros.
b) Con
los padres de los alumnos: Además de los alumnos, la actividad tutorial tiene
también como destinatarios a los padres de los alumnos, quienes, en
definitiva, son los primeros implicados y responsables de la educación de sus
hijos. Las tareas del profesor tutor al respecto, entre otras, y más
importantes son las siguientes:
·
Contribuir
y procurar unas relaciones fluidas, capaces de conectar y unificar la tarea
educativa entre el centro y la familia.
·
Tener
informados a los padres de los logros e incidencias que tengan lugar en el
proceso educativo de sus hijos.
·
Procurar
implicar a los padres, en cuanto sea posible y éstos sean capaces, en la tarea
educativa de sus hijos.
·
Establecer
adecuados cauces de cooperación para tomar parte en los posibles problemas de
conducta, adaptación, disciplina o aprendizaje de los alumnos.
·
Solicitar
la ayuda y cooperación de las familiares para programas y llevar a cabo
actividades educativas, culturales, recreativas y de ocio.
·
Comunicar
a los padres, periódicamente, la marcha y evolución de sus hijos: Resultados de
las evaluaciones, problemas de disciplina, faltas de asistencia, situaciones de
riesgo especialmente graves por las que pasan sus hijos.
·
Asesorar
a los padres sobre actitudes y pautas educativas a llevar a cabo con sus hijos,
sobre todo en casos excepcionales o especialmente problemáticos.
·
Recabar
de los padres aquellas informaciones que sean pertinentes y especialmente
relacionadas con la educación de sus hijos: enfermedades, problemas familiares,
económicos, expectativas sobre los estudios de los hijos.
·
Programar
y llevar a cabo encuentros y reuniones colectivas con los padres, exponiéndoles
los objetivos educativos, metodología, nivel de exigencia, el proyecto
educativo del centro, características evolutivas, escolares y académicas de los
alumnos, según el momento psicoevolutivo en que se encuentran.
· Recibir y entrevistar a los padres
cuando éstos lo soliciten o sea necesario para dar, recibir, o verificar
informaciones y hechos respecto a sus hijos, así́ como para oír y solucionar
quejas, conflictos, sugerencias razonables que puedan contribuir a mejorar la
educación de sus hijos.
c) Con
los profesores: Entre las tareas específicas que el tutor debe llevar a cabo
con el resto de los profesores del grupo, y sobre todo, con los tutores de los
demás grupos, son de destacar algunas como las siguientes:
·
Presidir
las sesiones de evaluación, marcando los criterios y pautas deseables de
exigencia, refuerzo y apoyo.
·
Coordinar
programas y adaptaciones curriculares, adecuándolas a las peculiaridades de los
alumnos.
·
Transmitir
a los profesores las quejas, iniciativas y opiniones, razonables de los alumnos
que deban tenerse en cuenta para la mejora y optimización de la educación.
·
Mediar,
de una forma ecuánime y prudente, en situaciones conflictivas, que puedan tener
lugar entre alumnos y profesores.
·
Cooperar
con el resto de los demás tutores para planificar conjunta y coordinadamente
las actividades culturales para cada curso y ciclo o nivel educativo, en cuanto
a objetivos, medios y recursos a emplear,...
·
Recoger
las opiniones, criterios y sugerencias del resto de compañeros profesores que
deban ser transmitidas a los alumnos para mejorar la acción educativa o
corregir deficiencias y problemas.
·
Solicitar
ayuda, cooperación y asesoramiento a los profesores, especialistas en las
distintas materias del currículum, cuando sea necesario para elaborar
programas específicos de intervención en los que el tutor precise un
asesoramiento especializado.
· Realizar una adecuada coordinación entre
todos los profesores del grupo para que la diversidad de asignaturas y materias
del currículum no creen dudas y contradicciones innecesarias en los alumnos (García,
1996).
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